...Y
llega el otoño coloreando de malva, dorado, rojizo y anaranjado los
campos y los bosques, anunciando la próxima llegada del invierno blanco y
silencioso. Las noches comienzan a ser mas largas… la savia de los
arboles
comienza a retirarse hacia las raíces, la naturaleza en general va
haciendo un
lento descenso.Gracias a la observación de
la
naturaleza podemos acompañar también nuestro “descenso” ¿hacia donde?
Hacia
adentro. La energía del otoño nos invita a soltar nuestras hojas que
pueden
representar costumbres, programas mentales, algunos alimentos…nos invita
a
fluir con esa corriente transformativa. Desde siempre mujeres y hombres
de
diferentes culturas han celebrado esa época propiciando el encuentro con
los
antepasados y también representando simbólicamente la muerte y el
renacimiento
de sus divinidades, por ejemplo en la tradición celta esa noche del 31
de
octubre se festeja Samhain que representa la oscuridad del Gran Útero o
de la
tierra donde se esconde la vida que volverá a nacer en primavera. En la
tradición
cristiana se celebran los santos y los difuntos, nuestros antepasados.
Por
ejemplo en Sicilia, mi tierra de origen, se cuenta que nuestros
familiares que
han dejado esa vida terrenal, nos traen, la noche del 1 de noviembre, frutos
secos, pastelitos de almendras con formas de fruta y alimentos otoñales…las niñas/os se despiertan por la mañana buscando por toda la
casa la
cestita llena de delicias que les han traído desde otra dimensión sus
queridos
familiares. Creo que simbólicamente este evento nos acerca al misterio de
la
muerte de una forma cariñosa y con profunda gratitud nos impulsa a
inclinarnos
al ciclo vida-muerte-vida. Algo nos dice que no hay que temer lo
desconocido y
lo misterioso. Muchas de nosotras, actualmente, pasan por un resfriado o
problemas digestivos y eso no debe preocuparnos, nuestro
cuerpo
necesita una limpieza, es un buen momento para hacer algún tipo de dieta
depurativa eligiendo los frutos que nos está regalando nuestra tierra,
al mismo
tiempo vamos calentando nuestro cuerpo con buenos caldos de nabos y
otras raíces
para prepararnos a la llegada del frio y unas infusiones de canela,
salvia y laurel para decongestionarnos. Nos tenemos que cuidar con mucho cariño.
Quizás algunas percibirán una
cierta melancolía
o tristeza, si no juzgamos este momento, si no intentamos huir de
nuestras
profundidades, si no alimentamos pensamientos destructivos…este descenso será como un retiro
del
mundo exterior solar y activo hacia un mundo interior lunar y receptivo.
Vale
la pena experimentarlo, porque cuando nos abrimos a explorar nuestra
“cueva
interior” podemos hacer orden en nuestra vida, hacer un poco más lento
nuestro
ritmo…si solo comenzáramos a escuchar un poco más nuestras necesidades
nos encontraríamos
mejor en cuerpo y espíritu. El otoño, en el ciclo sexual de la mujer,
representa la fase pre-menstrual cuando comienza a despertar algo
ancestral en
nosotras, cuando sentimos que algo de nuestras entrañas tiene la
necesidad de
expresarse y guiarnos en un camino femenino de sabiduría… ¿Por qué
estamos tan
nerviosas y susceptibles durante esa fase? Probablemente porque no
queremos
acompañar el cambio de nuestro cuerpo que se prepara a la llegada de la
menstruación o porque tememos nuestra cualidad femenina mas yin…en
esa fase, tal cual como en el otoño, comienza un descenso, el viaje
hacia
adentro…hacemos sueños simbólicos y mágicos, somos mas sensitivas e
intuitivas,
siempre y cuando no nos obligamos a ser o hacer lo que somos y hacemos
en otra fase
de nuestro ciclo (cuando por ejemplo nos encontramos con mucha fuerza y
energía
activa). ¿No es maravilloso descubrir que somos cíclicas? ¿Qué nos
transformamos continuamente?
Entonces les invito a cuidar de esa época:
honrando nuestras raíces: reconciliándonos con nuestra familia
respetándola y agradeciéndola,
si nos sentimos agradecidas hacia las y los que han venido antes que
nosotras
la vida nos devolverá mucha abundancia porque estamos en paz con ella.
Que bonito dejar espacio a
nuestra creatividad decorando nuestra casa con calabazas y castañas,
encendiendo un buen fuego o unas velas blancas para afirmar la luz que
durante
esa época de oscuridad nos ayudará a no perdernos en nuestro viaje…hacia
adentro.
Con amore,
Sofia
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